Tartamudez o disfemia

La tartamudez o disfemia afecta a la fluidez del habla y su origen es el resultado de una interacción compleja entre factores fisiológicos, del desarrollo, lingüísticos y ambientales.

La prevalencia de esta complicación del habla es mayor en hombres que en mujeres. Los varones presentan hasta cuatro veces más probabilidades genéticas de presentar tartamudeo que las mujeres.

La disfemia se caracteriza por las interrupciones en la producción de los sonidos del habla, también denominadas disritmias o disfluencias. La mayoría de las personas hacen breves producciones de vez en cuando. Por ejemplo: en ocasiones repiten algunas palabras y, en otras, se preceden de emisiones tipo “mmm” o “eeeh”. Estas disritmias no constituyen necesariamente un problema, sin embargo, pueden dificultar la capacidad de comunicación de las personas que producen demasiadas.

Durante la niñez, aproximadamente un tercio de la población entre los 2,5 y 5 años pasan por un periodo de disfluencias en el habla, y en algunos casos se prolongan durante el desarrollo vital.

La disfemia se presenta como una forma de hablar interrumpida por una serie de alteraciones como repeticiones de sonidos, palabras, o frases, prolongación de sonidos, bloqueos o pausas inadecuadas en el discurso.

Dichas dificultades aparecen en el habla de una manera de involuntaria y con una frecuencia inusual. También pueden observarse en el sujeto signos de esfuerzo o movimientos en alguna parte del cuerpo, éstos asociados a las dificultades de fluidez del habla.

Los niños y adultos en algunos casos,pueden reaccionar con introversión y cierto aislamiento, siendo necesaria entonces la colaboración tanto del Logopeda como del Psicólogo.